El cuento de la buena Pipa: Mar del Plata "colonizada" por la irresponsabilidad
Por Germán Ronchi
No es una repetición. No es la misma nota del domingo pasado, ni del anterior. Tampoco el video y mucho menos las fotos. Documentos que pesan más que la palabras, que las columnas de opinión y recomendaciones enunciadas más de una y mil veces en este medio. Pase e indígnese.
Vamos a los datos aportados por nuestros lectores y fuentes allegadas a El Marplatense: la cantidad de gente que paseó por Boulevard Marítimo y los alrededores fue la mayor desde el inicio de la cuarentena. Tal vez "confundidos" por el mensaje del sábado por la noche en la extensión del DNU de aislamiento social, preventivo y obligatorio enunciado por el presidente dela Nación, Alberto Fernández, y la omisión por no "seguir" en Twitter al intendente de General Pueyrredon, Guillermo Montenegro, es que los marplatenses salieron a las calles.
A la mañana hubo intervención en la zona de la Costa, a la altura del balneario Alfosina Storni y el barrio Los Troncos, por efectivos policiales que infraccionaron por el rompimiento de la cuarentena que, tal como anticipó este medio, se mantiene bajo las mismas medidas restrictivas. De hecho, la vigencia del enunciado respecto a la circulación de una hora a no más de 500 metros en el hogar, en rigor de verdad, empieza el lunes. Y, de todas maneras, dicha flexibilización queda a consideración de cada jurisdicción.
El video y las fotos enviadas a El Marplatense son elocuentes, por lo que huelgan las palabras. Lo que informaron también es que de las personas que circulaban, apenas uno o dos individuos cruzaron Boulevard Marítimo y bajaron hasta las playas. Pero también que el 20% aproximadamente no llevaba el barbijo (de uso obligatorio) y alrededor del 35% llevaba un perro en el paseo.
Es el "Cuento de la buena Pipa". ¿Conocen la razón de aquella broma cuando niños? No hay datos fácticos y es una suerte de leyenda fantástica de un hechizo sobre una joven llamada Pipa, que no sabía escuchar; que hablaba y contaba historias, pero soportaba ni permitía ser interrumpida por nadie. Luego, la joven fue advertida de la existencia de una bruja en el barrio. No lo creyó, hasta que un buen día la joven despertó y sólo podía repetir cada una de las palabras que decían las personas con las que hablaba. Para romper el maleficio, Pipa no tuvo más remedio que aprender a escuchar.
En fin, en una Mar del Plata colonizada por la irresponsabilidad, cabe la moraleja y que una vez por todas los marplatenses aprendan a escuchar.