El día que intentaron asesinar a Cerati en Mar del Plata
La fama suele ser la amiga peligrosa de un artista o deportista en el mayor momento de su apogeo. La vida privada suele ser ultrajada por el asedio del periodismo, de los fans o, incluso, hasta de los propios protagonistas.
El peligro también puede radicar en los famosos o en los fans. Los primeros por narcisismo o por no lograr el control ante los beneficios de la exposición pública o el dinero percibido por sus talentos. El cóctel de drogas, alcohol y depresión puede ser mortal. Se pueden enumerar un sinfín de estrellas (sobre todo musicales) que acabaron con sus vidas en la cresta de la ola. También de aquellas estrellas fugaces que no soportaron el olvido. No obstante, del otro lado de la pantalla, debajo del escenario o en las tribunas, también existen peligros: el fanatismo. Los famosos son, frecuentemente, objeto de obsesiones.
El fanático es una persona que adopta una actitud que se manifiesta con pasión exagerada, desmedida, irracional y tenaz en defensa de sus idolatrados. Con lo cual, en los casos más extremos, fanáticos pueden agredir o acabar con la vida de alguien que se les contradiga, a sí mismos o incluso a su ídolo. En este sentido John Lennon, Selena Quintanilla y Gianni Versace son los casos más emblemáticos.
Sin embargo, existieron gran cantidad de intentos de homicidios. Uno de ellos tuvo a Mar del Plata como escenario y fue, ni más ni menos sobre el recordado Gustavo Cerati. Uno de los músicos más importantes, populares e influyentes del rock latinoamericano, que falleció en 2014 tras cuatro años de permanecer en coma producto de un ACV, contó en primera persona la situación, como lo recuerda la cuenta de Facebook Flaco Stereo con un extracto de una entrevista de la revista Rolling Stone publicada el 1 de julio de 1999.
“(…) fue en Mar del Plata, cuando un tipo al que yo no conocía, ni había visto nunca antes, trató de matarme con su auto a la salida de una discoteca. Alguien me gritó "¡Cuidado!" justo a tiempo, y por suerte había barro: el coche empezó a patinar y me pude apartar; si no, me llevaba puesto. Eran dos. Yo le vi la cara al que manejaba; era la cara de un asesino, iba a matarme. Entonces también noté lo fuerte que puede significar tu imagen para otras personas, el famoso peligro de la fama, de ser conocido y de provocar sensaciones en la gente. Los que estamos en esto siempre atraemos locos. Yo he tenido una loca que me tiró abajo la puerta de mi casa. Hubo una época en que parecía que salían a la luz todos los psicópatas. Incluso estuve en una relación de pareja psicópata. Uno permitía que eso ocurriera, algo tendría... qué sé yo. Pero en la vida he encontrado momentos en los que parecen existir fuerzas que intervienen y afectan a las cosas, un cierto efecto destino”, respondió por entonces Cerati en relación a si alguna vez temió por su vida.