Fundación Cied Can Live
La Fundación CIED comienza en el año 2014, con la motivación personal de sus fundadores para ofrecer ayuda a las personas con discapacidad especialmente del espectro autista.
Siempre estuvieron preparados profesionalmente para dicha labor y visualizaron un cambio positivo en el paciente, aplicando sus técnicas innovadoras al incluir cotidianeidad en las terapias.
La pasión con la que trabajan, se debe en parte a que son padres con experiencia en personas con Autismo y cada avance familiar lo trasladaron a la mejora en los demás pacientes.
CIED tiene Sede en Castelli 2135 y en Castelli 2143 de nuestra ciudad pero recientemente también están con sede en Malaga, España como Cied Salud Malaga España implantando el mismo tratamiento que se realiza en Argentina para compartir sus conocimientos y experiencias profesionales.
El propósito de ésta Fundación es brindar a la comunidad un espacio que nuclee a profesionales especializados en discapacidad con una mirada integral del paciente, abordando la problemática de una manera amplia, conformando equipos terapéuticos que trabajen interdisciplinariamente y de manera intensiva los distintos ejes que suponen este abordaje.
FUNDAMENTACIÓN DE LA MODALIDAD DEL TRATAMIENTO:
El objetivo principal de la Fundación CIED es la evaluación, diagnóstico y tratamiento del Espectro Autista y otras patologías relacionadas al área de la discapacidad.
Entre sus objetivos se encuentra el ofrecer al niño, joven o adulto con discapacidad en Autismo y Espectro Autista, la oportunidad de obtener un mejor desempeño y una mayor autonomía en su vida cotidiana, alcanzando el máximo potencial del desarrollo de sus capacidades y habilidades. Se encarga también de brindar una adecuada contención y orientación primaria a la familia, ofreciéndole la posibilidad de acompañar, la evolución del tratamiento de su hijo.
Esto se logra a través de una propuesta terapéutica creativa e innovadora conformada por la articulación de los diferentes ejes, que se integran para lograr, como último objetivo, la autonomía, independencia y una mejor calidad de vida de la persona con discapacidad.
Esta propuesta, que resulta innovadora por sus características y su forma de implementación, se encuentra basada en la teoría cognitiva-conductual, iniciando el tratamiento en el análisis y la modificación de la conducta
Es por esto que idearon e implementaron esta nueva propuesta terapéutica, convirtiendo el espacio de trabajo en una “Casa-Adaptada”. ¿Qué quiere decir esto?, Significa que lo que se trabaja, con la adecuada intensidad y frecuencia, es la construcción y posterior internalización de las distintas rutinas, que el paciente pueda realizar en su hogar o en cualquier otro ámbito. Esto genera seguridad, independencia, autonomía, registro temporo-espacial, la necesidad de focalizar y mantener la atención, entre otros beneficios.
Es relevante tener en cuenta que trabajando una rutina, como por ejemplo la de levantarse por la mañana, higienizarse, desayunar y prepararse para la primera actividad del día, se está interviniendo desde los distintos ejes que integran el plan de tratamiento (eje cognitivo, generalización funcional, lenguaje y comunicación entre otros).
Se debe destacar, que el eje conductual, en el cual se trabajan la modificación y adecuación de los diferentes comportamientos, atraviesa permanentemente todas las actividades y los aspectos que se van desarrollando para alcanzar la meta terapéutica propuesta en cada caso en particular.
Podemos preguntarnos… ¿En qué se diferencia esta modalidad terapéutica de las que generalmente se trabajan en otros lugares? Fundamentalmente en que todo lo que se realice o todos los aspectos en los que se interviene, están articulados e integrados en una rutina funcional. No se trata de trabajar con la terapista ocupacional, con la fonoaudióloga, con la psicopedagoga, etc., en sesiones aisladas, en consultorios diferentes y con actividades que sean poco funcionales o difícilmente generalizables sino que, a través del aprendizaje de una o de varias rutinas todos los aportes de estas disciplinas se articulan y se ponen al servicio de la propuesta.
Para la implementación efectiva de esta modalidad terapéutica resulta necesario trabajar con una cantidad limitada de pacientes, ya que en ningún momento se pierde de vista la intervención "uno a uno". Es decir, siempre se está trabajando con cada uno de los chicos y paralelamente con un grupo muy reducido (dos o tres niños de acuerdo a la evolución y nivel de desempeño según la característica del paciente), se sigue una rutina funcional y cotidiana para poder generalizarla posteriormente en el domicilio. Los niños más avanzados o los que cuentan con mayores habilidades colaboran con sus pares que necesiten mayor asistencia, reforzando de esta manera, los aspectos sociales y funcionales que nos llevarán al cumplimiento de los objetivos terapéuticos propuestos.
Es importante destacar, que el equipo de trabajo debe ser lo más reducido posible, asemejándose a un grupo familiar estándar para que el niño pueda asociar la rutina que vaya aprendiendo, al funcionamiento de una dinámica diaria y cotidiana que pueda vivir con su propio grupo familiar. Si por ejemplo, se trabajara con varios terapeutas y en diferentes contextos físicos de la sede institucional, podría suceder que el niño asemeje la dinámica a una Escuela o un Centro Educativo Terapéutico, perdiéndose la posibilidad de que aprenda una rutina funcional que le sea fácilmente generalizable en el hogar.
Además, el que sean pocas personas trabajando en el equipo terapéutico, permite lograr un mejor y mayor control de las variables involucradas en la tarea, favoreciendo y facilitando la comunicación entre las partes, la observación exhaustiva y el análisis de los distintos aspectos y situaciones en forma conjunta, alcanzando la eficacia y eficiencia que se pretende en el tratamiento.
En lo que respecta al ámbito familiar, la convivencia se modifica sustancialmente. Una vez lograda la generalización de las rutinas, el paciente puede adquirir tareas dentro de la vida cotidiana y así ser uno más de los miembros activos de la familia y no estar siempre a cargo de alguien, aunque requiera una mínima supervisión. No podemos dejar de resaltar el necesario e indispensable compromiso de los padres para trabajar en la generalización de todo lo aprendido en este novedoso y distinto ámbito terapéutico (“Casa-Adaptada”).
Resulta importante e indispensable tener en cuenta, que la frecuencia e intensidad en el desarrollo del tratamiento constituyen dos variables que permiten alcanzar resultados muy positivos y a corto plazo. Es por esto, que se sugiere un mínimo de 20 horas semanales.
CARACTERÍSTICAS DEL TRATAMIENTO
1) Intervención conductual
Basada en el uso de técnicas conductuales como son, entre otras: la recompensa ante comportamientos adecuados, el empleo de ensayos discretos, el uso de diferentes técnicas para reducción de comportamientos inadecuados (como rabietas y autoestimulaciones), y el uso de técnicas para la adquisición de nuevas conductas y habilidades.
2) Instrucción individualizada (uno a uno) / Instrucción grupal.
Se ha demostrado, a través de los estudios correspondientes del Dr. Lovaas, que los niños con autismo aprenden mayormente en situaciones individualizadas. En la instrucción uno a uno, se enseñan conductas dentro de un entorno estructurado que facilita el aprendizaje de estos
comportamientos y la transición a situaciones más generalizadas y naturalizadas en la vida del niño. Una intervención individualizada permite una mayor posibilidad de aplicación de técnicas de forma más adaptada y más efectiva a cada objetivo planteado. Además, la planificación individual facilita un mayor asesoramiento, supervisión y evaluación de los progresos realizados. Sin perder de vista el trabajo grupal con otros niños, para la “generalización de los conocimientos adquiridos en forma individualizada”, ya que el objetivo es trabajar para el desarrollo de un ser autónomo en sociedad.
3) Trabajo integrado de las áreas de desarrollo
Dada la severidad que en ocasiones se presenta en niños diagnosticados de autismo, en todas sus áreas del desarrollo, una intervención que quiera resultar efectiva, debe contemplar un servicio integral: Área académica, Área conductual, Área de lenguaje y comunicación, Área de autovalimiento, Área de Motricidad fina y gruesa, Área de socialización, Área de juego. Este carácter global, implica el diseño de trabajos estructurados, de tal forma que abarque el tratamiento de las necesidades del niño en todas sus áreas deficitarias. El trabajo integrado es un componente importante de la intervención ya que está científicamente demostrado que el trabajo único en áreas aisladas, no provee los mismos resultados ya que solo se logran adelantos o avances independientes en el área específica trabajada.
4) Carácter Intensivo
Otra de las características o componentes indiscutido del tratamiento es su intensidad, ya que de ella depende también la eficacia del mismo. Como se citó anteriormente, la intervención se centra en el trabajo en las diversas áreas del desarrollo del niño. Tal es así, que el número de horas adecuadas para que el tratamiento sea eficiente es entre 30 y 40 horas semanales (Lovaas, 1987). Las 40 horas semanales, repartidas en 5 o 6 días semanales, se estructuran de una manera cómoda para el niño, dividiéndolas en dos sesiones diarias en las que se intercalan momentos de trabajo por áreas y de juego. Estas sesiones de trabajo que tienen entre tres o cuatro horas de duración, incluyen descansos que permiten evaluar y trabajar comportamientos y habilidades en contextos más generalizados, como puede ser en la calle o en el parque. Además, también se imparte formación a los padres, para que presten apoyo a sus hijos en el hogar.
5) Participación familiar
La implicación familiar tiene un peso específico muy importante en la aplicación de estrategias de modificación de conducta en niños con autismo. Bajo esta premisa, las personas del entorno familiar más inmediato al niño reciben la formación necesaria para poder participar de la forma más directa en la intervención. Una participación supervisada y continua en el proceso de tratamiento, facilita a los padres un mejor manejo de los comportamientos del niño en situaciones de la vida cotidiana, facilitando también el desarrollo del niño en situaciones familiares y aportando mayor consistencia a las estrategias aplicadas en los espacios uno a uno. En definitiva, padres, hermanos, y otros familiares, son partícipes activos y necesarios en la intervención.
Debido a la intensidad y la frecuencia de la modalidad de intervención descripta, se hace necesario la colaboración de un equipo de A.T (Acompañantes Terapéuticos) formados en discapacidad, y con un gran sentido de vocación, que trabajan en calidad de asistentes voluntarios en las distintas áreas antes mencionadas, dirigidas por el profesional tratante y acorde a la demanda específica del tratamiento en sus respectivas áreas.
La intervención de la figura del A.T favorece la observación global y directa de cada uno de los casos. Transformándose en un informante clave o significativo para el profesional a cargo.
Todo avance en salud es valorable y con más razón si colabora al mejor desempeño de las personas con discapacidad.