Industria Naval: celebración entre amagues contradictorios
Por Roberto Garrone
El jueves pasado se celebró el Día de la Industria Naval, un sector que en lo referido a construcciones pesqueras muestra uno de los pocos brotes verdes que exhibe la actividad portuaria en Mar del Plata, con generación de empleo, inversión en nuevas herramientas y maquinarias, así como la ampliación de la capacidad instalada.
Claro que también es una industria donde queda en evidencia las ondulaciones de un gobierno que se ha quedado en el amague de las buenas intenciones. En el 2016 se promulgó por primera vez una Ley de promoción de la industria naval (Ley 27.418) pero esta gestión vetó los artículos que garantizaban su financiamiento.
Porque mientras el Decreto 145/19 que plantea las bases para la renovación de la flota pesquera para barcos de más de 40 años de antigüedad, ha dejado ya plasmada la intención de una docena de armadores por iniciar la construcción de barcos nuevos, en las últimas horas se conoció la intención de YPF de mandar a construir sus nuevas barcazas para operar en la hidrovía a capitales trasnacionales.
El Decreto de renovación ha planteado el rechazo del colectivo “Ningún Hundimiento Más” motorizado por las mujeres familiares de los tripulantes del Repunte, hundido hace casi 27 meses. Entienden que los 20 años de plazo que otorga la norma es un freno para la renovación.
Los industriales del sector exhiben las órdenes de construcción como una clara señal de que el Decreto es un paso adelante, más allá que todavía está en discusión los aranceles con que se importarán los barcos usados, el dato clave para determinar el éxito o fracaso de la iniciativa, y que debe ser estipulado en la reglamentación del Decreto. Nadie cree que pueda resolverse antes de diciembre.
El problema que tiene la industria hoy es la falta de capacidad instalada para hacer frente a una demanda creciente. “Todos quieren hacer los barcos en Contessi, pero no hay muchos Contessi”, razonan los armadores.
Contessi es el principal astillero especializado en la construcción de buques pesqueros. Hace un par de semanas botó su obra 131 en las gradas del varadero en el espejo interior del puerto local. La abundancia del langostino patagónico motorizó la renovación de buques costeros de Rawson. Ya van 3 botaduras en lo que va del año y hay cinco buques en construcción y una media docena de órdenes nuevas, entre ellas un merlucero de 27 metros.
Que no haya muchos Contessi sí es una falencia atribuible a un estado que cuando no le dio claramente la espalda al sector y permitió el ingreso indiscriminado de buques pesqueros usados como en los 90, tampoco lo terminó de consolidar.
“En un país medianamente serio, se subsidia la construcción naval, el desguace, ocuparíamos los astilleros en la construcción para energías renovables, industria petrolera, formaciones y reparación de ferrocarriles, dragado, elementos costa afuera, mono boyas, pontones, barcazas, balizamiento acá no”, señala Walter Castro, secretario General del Sindicato de la Actividad Naval de Mar del Plata, en un documento elaborado a partir del Día de celebración (¿?).
El dirigente apunta que el Fondo Europeo marítimo y pesca (FEMP) destinó 1400 millones de Euros para la Industria Naval. Acá lo de YPF es una pequeña muestra a la colección que integran los 2 barcos científicos del INIDEP construidos en Armón, Vigo, las 4 patrulleras oceánicas de Prefectura importadas de Francia el año pasado y los buques factoría de los que el “José Américo” de Moscuzza es solo el primero.
Todos coinciden en destacar las virtudes de la industria como multiplicadora de empleo de calidad y generadora de bienes de capital pero lucen sepias las páginas que reflejan su mejor momento. En 1979 la industria ocupaba a 60 mil trabajadores. El 4 de octubre habrá elecciones en el Sindicato Argentino de Obreros Navales. El padrón no alcanza los 2 mil afiliados.
Es cierto que no hay capacidad instalada para poder renovar la flota pesquera en 5 años en lugar de los 20 que estipula el Decreto. Pero se ha hecho poco por ampliar esa capacidad productiva en paralelo con la generación de pocos puntos comunes entre industriales y armadores.