Joker, el payaso que vino del cómic y se ganó dos Oscar
Tras el estreno de Guasón 2: folie a deux hacemos un recorrido histórico por los diferentes intérpretes que recrearon al villano de los comics en el cine y las series.
Jesús, Sherlock Holmes, Hitler, Drácula, Papá Noel, Tarzán, Hamlet. Estos son algunos de los personajes más representados en la historia del cine, algunos reales y otros propios de la ficción (no vamos a entrar en discusiones acerca de a qué universo pertenece Jesús porque no es la intención de esta columna generar debates teológicos). Sin embargo, pocos personajes como el Joker, el máximo villano de Batman, que si bien ha tenido apenas cinco recreaciones de carne y hueso (aunque es verdad, muchas más en formato animado) tiene la virtud de haberle dado dos Oscar a dos de los actores que lo interpretaron. La locura, evidentemente, garpa en los premios.
Joker es la representación misma del mal, un villano sin moral que sólo busca generar el caos por el caos mismo: su risa estruendosa e incómoda, un plus. Si bien es cierto que estos personajes tuvieron reinvenciones a lo largo de la historia del cómic, reinvenciones que habilitaron también el hecho de salir de cierta superficialidad y ahondar en profundidades psicológicas, las series y el cine fueron adaptando diversas versiones del mismo personaje. Con el Joker ha pasado, sin dudas, aunque siempre su presencia se acerca al relato criminal, al noir que fue la base del propio Batman en las historietas.
Sin embargo la primera aparición del Joker estuvo bastante alejada de la oscuridad y más cercana a la del payaso desaforado. César Romero, un actor de raíces hispanas que era una figura del jetset hollywoodense, fue el primero en darle vida de carne y hueso: lo hizo en 22 episodios de la histórica serie de los 60’s y en una película. Si bien su actuación es icónica (también el hecho de que por contrato pidió no afeitarse el bigote, el cual tuvo que ser disimulado bajo el maquillaje), estaba en consonancia con una serie que tenía la estética psicodélica de esa década y que era, además, una gran comedia con reminiscencias al cartoon animado. Cómo olvidar esas bombas gigantes con mecha y todo.
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El vuelco lo dio decididamente Tim Burton cuando en 1989 reimaginó el concepto de Batman: atrás quedó el kitsch colorido de la serie y se abrazó a un gótico más cercano a su universo personal, de criaturas taciturnas y marginadas. El encargado de interpretar al Joker fue Jack Nicholson en una actuación consagratoria, que además le dio prestigio a un rol que podía pensarse puramente payasesco. Nicholson se llevó gran parte del presupuesto de aquella película, más un porcentaje de las regalías, pero a cambio ofreció un Joker inolvidable: una mezcla de aquel de los 60’s con una personalidad más siniestra.
Con el peso de la invención de Nicholson sobre su espalda, no fue sencilla la tarea de Heath Ledger, quien interpretó al villano en la segunda entrega de la trilogía de Christopher Nolan. Cuando se conoció su nombre hubo muchas dudas, pero el actor refutó las críticas con una interpretación tan mimética que por momentos asusta. Con un universo más cercano a la realidad que las películas de Burton, la aparición de Ledger era fascinante, un imán en la pantalla que hacía explotar la película por dentro cada vez que aparecía. Su actuación fue reconocida con un Oscar como mejor actor de reparto, una rareza para la Academia que mayormente reconoce la mímesis biográfica, aunque no lo pudo recibir porque Ledger se suicidó antes que la película llegara a los cines. Y ahí su actuación gana más espesor. Por cierto, El caballero de la noche es una obra maestra del género.
Si bien el Joker es un personaje que cualquier actor quiere interpretar, lo que nos permite ver siempre actuaciones destacas, hay una mancha negra en este recorrido con el Joker de Jared Leto. Convengamos que Leto ya es un sobreactor de antemano, pero encima le tocó aparecer en una de las peores películas del universo DC: Escuadrón Suicida. Leto hace todo lo que no tiene que hacer un actor con un personaje como este, aunque es una invitación: desbordarse. Nunca encuentra el tono ni se acerca demasiado al interior de su criatura rota. Es apenas un payasito sin gracia al que no le ayuda su aspecto de presidiario pasado de rosca. Hubo polémica porque el actor dijo que en el montaje quedaron sus mejores escenas, versión de la cual nos permitimos dudar un poco.
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Así llegamos a la última recreación de carne y hueso del Joker, que este fin de semana tenemos nuevamente la oportunidad de ver en la pantalla grande. El Joker de Joaquin Phoenix es toda una experiencia tortuosa, bien en el plan de los personajes que le gusta interpretar al actor. La película de Todd Phillips se mete como ninguna otra con el tema de la insania y resulta un viaje al interior de la psicología desbordada del personaje. Phoenix, actor de método, refuerza todo con un trabajo corporal impactante, en un par de películas que recrean libremente los comics para avanzar sobre superficies cinematográficas. Películas que son un vehículo para el lucimiento del actor, quien fue reconocida con otro Oscar, el segundo para el personaje.
Como mención especial, no se puede dejar de nombrar a Mark Hamill, quien le dio la voz al Joker en aquella maravillosa versión animada de la serie de los 90’s, una construcción vocal alucinante para darle espesor y carácter siniestro al personaje. Ni tampoco podemos dejar de mencionar a Zach Galifianakis, quien construyó en Lego Batman: la película una versión muy divertida, que reflexionaba sobre la figura del villano y la relación con el héroe.
El Joker es un personaje importantísimo de la cultura popular y sus representaciones, mayormente, habilitan actuaciones destacadas. Su influencia trasciende al universo de los cómics y tiene la capacidad de sostener un relato por sí solo, como lo vimos en las dos películas con Joaquin Phoenix. ¿Cuál es tu Joker favorito?
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