La Economía del Conocimiento
Hay una industria nueva, que no requiere grandes inversiones de capital, ni abultadas matrículas universitarias para sus CEOs. Esta es la industria que más ha crecido en los últimos años, y por supuesto se empieza a ver en los nombres de los hombres más ricos del mundo.
En la última lista que brindó Forbes ya ingresó entre los hombres más ricos de la Argentina una persona de este sector: Marcos Galperín. El fundador y CEO de MercadoLibre, quien posee una fortuna de U$ 1.500 millones.
Es que la Economía del Conocimiento es la puerta a la cual cualquier país que mire al futuro debería ingresar. El pasado 19 de diciembre el presidente Mauricio Macri presentó el Proyecto de Ley de la Economía de Conocimiento. Un proyecto que pretende ser superador a la Ley del Software ya que también contempla a otros sectores exportadores de servicios.
Hoy la también denominada economía naranja, es aquella que nos obliga a utilizar nuestro cerebro. Es la que surge de la materia gris de los ciudadanos. Es aquella que involucra entre otros a los siguientes sectores: programación y sistemas, videojuegos, informática, diseño industrial, diseño gráfico, creación de contenidos audiovisuales. Todas estas áreas crecieron exponencialmente por las nuevas tecnologías. Pero también, el conocimiento está en otros clásicos que vuelven a tomar impulso como lo es la música, el arte plástico, la literatura, el arte culinario, entre otros. Es decir, que la demanda supera ampliamente a la oferta que hay en materia de servicios y de las nuevas creaciones.
Siempre es interesante escuchar a personalidades como Daniel Hadad, quien planteó en una entrevista algunas cuestiones para demostrar que la economía del conocimiento ya es la generación de riqueza para las naciones. En el reportaje, Hadad dice que ya no existen guerras como antes, esto es producto que los países no luchan por territorios como en toda la historia de la humanidad.
Y esto es consecuencia de que ya no es más el territorio y sus recursos lo que se persigue, se entiende que no es más el petróleo, el oro, los minerales o simplemente las extensiones de tierras las que hacen a un PBI alto, sino que lo es la generación de conocimiento. Menciona el caso de Singapur, País que, como muestra de su debilidad de recursos debe importar el agua que consume, sin embargo, es una de las naciones con el PBI más alto.
Pero claro, es que el conocimiento no se puede conquistar con una guerra, sino que todo lo contrario se debe gestar desde políticas abiertas y colaborativas.
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