La fundación de la República de Corea 2.333 a/C: el poder de las Industrias Culturales actuales
La Korean Wave, Ola coreana o Hallyu, es el fenómeno masivo de difusión en Asia, de los artistas pop coreanos, de las telenovelas y films de Corea del Sur; y este fenómeno, no interesaba hasta hace poco más que a los medios del espectáculo ni tampoco era reconocido como verdadero sujeto de estudio. Sus implicancias económicas, sociales y políticas, provocaron a partir de 2001 el intento de comprensión y descripción de este fenómeno, y aparece así, una avalancha de artículos periodísticos, de revistas y portales de Internet, películas, canales en You Tube, publicaciones en Instagram, Facebook, etc.
El fenómeno del Hallyu coreano se inicia en China, y luego se extiende a Taiwan, Hong Kong, Vietnam y resto de Asia y de allí al resto del mundo. Millones de jóvenes asiáticos se han vuelto fanáticos de la cultura de masas surcoreana, a través de música y canciones, series televisivas, telenovelas, y films al punto que los artistas coreanos de los diversos géneros, poseen una popularidad mayor que artistas chinos, japoneses o americanos.
El apasionamiento de millones de jóvenes asiáticos, por la Ola Coreana, no les fue impuesto, sino que surgió espontáneamente, llegando a través de la música, el arte. El K-pop representa el 80% de ventas de CDs en el mercado doméstico y avanza imparablemente en el externo. Los grupos de Dance-Music tales como H.a.T, Clon, y Baby Box, Girls Generation, BTS, la cantante BoA, son todos virtuosos de la Dance Music, y es la adaptación coreana al hip hop americano . Asume así Corea del Sur un nuevo rol en Asia: el de “filtro” de valores y hábitos occidentales, adaptándolos al gusto de China y de otros países asiáticos. Y es posible que en esto radique su éxito avasallador.
Como en las primeras épocas de economía dirigida de los chaebols, (modelo empresarial basado en grandes conglomerados y conjuntos de empresas, que tienen presencia en diferentes sectores económicos) y que se desarrollaron en Corea del Sur durante las décadas de los 80´s y 90´s. En el caso de la Ola Coreana, el gobierno coreano, ágil en su respuesta al advertir el fenómeno de la expansión del Hallyu, comienza a intervenir para promoverlo en el extranjero y toma conciencia del poder del “Korean Soft Power” y capitaliza el mismo en sus relaciones internacionales. Por lo tanto, cuando las políticas de un país son vistas como legítimas por otros, su Soft Power, Poder Blando y, por lo tanto, su aceptación, aumentan.
Debido a numerosas razones que han devenido en un mundo único globalizado, la necesidad actual es aceptar cada vez más el Poder Blando en comparación con todas las formas de Poder Duro coercitivo. Factores como la unipolaridad en la política internacional, el capitalismo global, la cultura consumista, los debates sobre la identidad, la nacionalidad y el nacionalismo, las migraciones y el exilio, las asimilaciones y las rupturas; han afectado acumulativamente no sólo a los individuos, sino también a las sociedades nacionales y globales. Entre sí, estos han hecho que el poder coercitivo o duro, sea cada vez más propenso a la redundancia, mientras que el Poder Blando, ha surgido ya hace años, como una opción viable por defecto. Y las industrias culturales, son el vehículo provilegiado del Soft Power en Corea del Sur.
Así como después del film “El Código Da Vinci”, surgieron circuitos especiales de recorridos de París y del Louvre, Seúl, también tiene los propios vinculados al K-Pop, sus barrios, su moda especial, sus códigos. Todo lo coreano es “in” en Asia y marca tendencia ya que Seúl es la París de Oriente. La cantante BoA, Yong.jun Bae, Ji-woo Choi, BTS, BlackPing, EXO, Girls Generation, son los influencers de hoy y desarrollan todo un sistema de merchandising alrededor de ellos, que no conoce fronteras.
La consistente presentación de símbolos culturales por parte de Corea del Sur, ha cambiado la percepción que sobre este país tenían los otros países, especialmente Japón, mejorando la misma más allá de lo que nunca lograron tratados diplomáticos. Inclusive, se ha despertado enorme interés por aprender el idioma coreano, a fin de comprender las letras de las canciones, multiplicando esos centros de enseñanza en todo el mundo; fenómeno que se advirte tambien en Argentina, donde los jóvenes comenzaron a estudiar la lengua coreana y el Hangeul, la lengua escrita, a fin de acercarse per se y directamente al universo coreano. Las novelas coreanas, proponen temas no solo de romance sino también temas de la vida cotidiana, dificultades financieras; relaciones interfamiliares, la carrera por el estudio; y si bien posicionan el cortejo y el amor como eje testimonial, también son entendidas como el reflejo de deseos anhelados por un público mayormente femenino, colocando a la mujer como nuevo eje argumental en Corea, sociedad a la cual se tenía con una imagen muy patriarcal
En síntesis, el Hallyu, la Korean Wave, ha sido el puente que ha fungido como vía preferencial para dar a conocer una imagen privilegiada de la Republica de Corea del Sur.
Los logros de las industrias culturales coreanas, superaron en menos de 10 años, todos los avances diplomáticos logrados hasta el momento y este puente se extendió por encima de las estructuras gubernamentales, de país a país, continente a continente, hasta llegar a la Argentina a 18.957 Km de distancia;. Su público es el juvenil y adolescente en todo lo vinculado a música disco y canciones; femenino para las telenovelas, así como un público de adultos para las películas coreanas, tal el caso de la reciente ganadora del Oscar a mejor película internacional, “Parasite”, que ya se puede ver en Netflix. Todo este despliegue de creatividad coreana, posee un condicionante multiplicador que convoca a todo el ámbito familiar y a todas las edades.
Este puente cultural está tendido, y millones de personas lo están cruzando en todo sentido, comprendiéndose mejor. ¿Se deberá a telenovelas probablemente ingenuas y kitsch?, Es posible……..……¿Importa esto último ?: NO.
Mercedes Susana Giuffre –
CECCHI – CARI- UNMdP