La ineptitud fomenta la violencia de género
La masiva liberación de detenidos, sumada a la novedosa tarea policial de controlar el movimiento de personas durante tres cuarentenas consecutivas, relajando su actividad natural, la permanente feria judicial, que implica un trabajo a cuentagotas de la Justicia, la imposibilidad de trasladarse normalmente, el encierro, el mayor consumo de alcohol y drogas, así como otros factores relacionados, han generado un campo propicio, que las estadísticas confirman: una aumento del 40% en los casos de violencia de género.
Cada vez más mujeres desprotegidas, son agredidas por hombres, que las llevan lentamente a una vida signada por la violencia, el miedo y la resignación. Estos casos llenan la boca de doctrinarios y funcionarios, que detrás de sus escritorios, han perdido todo contacto con la realidad concreta, fría, dura y espeluznante.
Solo se les ocurre crear comisiones, declaraciones de interés, actos conmemorativos o bien prometer acciones a ONGs muy ocupadas por el tema, pero todo seguirá igual o mucho peor, como ocurre ahora.
No es necesario ser criminólogo para darse cuenta que una mujer víctima de violencia de género debe, en Mar del Plata, trasladarse varias veces a:
1.- Comisaria de la Mujer, para formular su denuncia (J.B. Justo al 3.600 o Alberti al 1.500)
2.- Al Complejo Policial Juan Vucetich, para que un médico de policía certifique sus lesiones (Av. Independencia al 2400)
3.- Al Juzgado de Familia, para generar una restricción de acercamiento contra el agresor (San Martín y 20 de Septiembre)
4.- A la Fiscalía General, para averiguar que Fiscalía intervendrá ante el delito de lesiones , amenazas, daño, etc. (Brown y Alvear)
5.- A la UFI designada, (Browm y Tucumán,. La Rioja y Brown, etc)
6.- A la Defensoría Oficial, para que un abogado la represente (Edificio de Tribunales)
7.- A la Asesoría de Menores, en caso de tener hijos menores a su cargo (Gascón al 1.300)
8.- A la Secretaria de Acción Social, para ser atendida por Asistentes Sociales o Psicólogas del MGP (Bronzini y Libertad)
9.- A CAVAJ - Centro Asistencia a Victimas, para ser guiada o contenida (Florisbelo Acosta N° 5878)
10.- A alguna ONG de protección y asistencia a víctimas
Raid imposible de llevar a cabo, más allá que para hacerlo, la víctima, casi siempre acompañada de sus hijos, deberá recorrer más de 40 km, averiguar pasos a seguir, esperar a ser atendida en cada repartición y gastar una fortuna en transporte público, todo en una mañana. Caso contrario volverá a su casa, con sus hijos y con su fracaso a cuestas, donde la esperará el agresor, generándose nuevamente el ciclo de violencia.
Para que no ocurra semejante disparate cotidiano, existe una solución absolutamente económica y de enorme eficiencia, como los es UNIFICAR todas las instalaciones a las que debe concurrir la víctima en UN SOLO EDIFICIO, con una delegación de cada repartición, lo que implica un ahorro millonario en alquileres y convertir en eficiente al sistema. Más allá de poder utilizar ese inmueble, como un hogar de contención, resguardo y asistencia a las víctimas con o sin sus hijos.
Caso contrario, seguiremos viendo que, excepcionalmente, se logra que un cobarde agresor permanezca encerrado en una cárcel, siempre gracias al tesón, fortaleza y capacidad de la víctima para enfrentarse a la burocracia administrativa y judicial, pero miles no lo logran, ni lo lograrán.
El 98% de los hechos delictivos que se cometen en la Provincia de Buenos Aires no llegan a una sentencia, es decir, solo el 2% son juzgados y condenados o absueltos. En ese 98% habitan los agresores de mujeres. Claramente la regla es la impunidad y la excepción la sanción.
Un Estado inepto desampara a chicos o mujeres y los exponen a todo tipo de agresiones. Existen, en consecuencia, muy pocas probabilidades que los agresores sean imputados, procesados y condenados. Menos aun de estar detenidos, preventiva o definitivamente.
Por eso, la lucha contra la violencia de género declamada por una clase política desorientada, para la supuesta protección de los más débiles, es una lucha perdida, ante la ineficiencia alarmante del sistema político- judicial, que por sus características actuales “genera violencia” e impunidad.
Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.