La merluza que no alcanza a disimular miserias
A un mes de Semana Santa la industria pesquera marplatense vive uno de los pocos momentos de cierta tranquilidad, donde la flota fresquera de altura aporta pescado fresco con cierta constancia y la mayoría de los trabajadores ligados al procesamiento cumplen jornadas de trabajo que les permiten perforar el salario garantizado con el que deben convivir buena parte del resto del año.
Por ahora el valor de la merluza en muelle no ha sufrido sobresaltos y se mantiene cerca de los 28/30 pesos más IVA para mercado interno. Un poco mejor que los $18 que tocó a fin del año cuando abundaba la oferta luego del regreso de la flota de las aguas patagónicas, y lejos de los $40 que se llegó a pagar cuando subió la demanda y los buques estaban lejos, pescado langostino.
El nivel de actividad en las próximas semanas estará marcado por la disponibilidad de stock de los grandes distribuidores y supermercados. Hasta la última suba de la carne el filet de merluza en algunas pescaderías rondaba los $200. Ese precio superaba con holgura el kilo de cuadrada para milanesas y hacía naufragar las buenas intenciones de las autoridades por promover el consumo de pescado.
Ahora que por poco no hay que sacar un crédito para hacer un asado, comer pescado, además de nutritivo, es más económico. Si hay demanda seguramente el precio del entero subirá en muelle dicen los industriales que lo procesan como para deslindar responsabilidades por futuros aumentos. Los armadores aseguran que el precio no acompañó las últimas subas del combustible.
Los desembarques de merluza en el primer bimestre en el puerto marplatense, casi 17 mil toneladas de acuerdo a las cifras oficiales, no solo mantienen con buen ritmo de trabajo las plantas procesadoras –incluso ha desbordado al circuito clandestino donde parecen haberse concluido las intervenciones del Departamento Pesca de la Delegación del Puerto- sino maquillan la caída de las descargas totales que sufrió la terminal local en el período.
En el primer bimestre del 2018 se descargaron 56.147 toneladas en los muelles marplatenses. Este año las descargas se redujeron casi un 14%: 48.668 toneladas, de acuerdo a la última actualización de la estadística de la Subsecretaría de Pesca. El achique se explica en la temporada de calamar.
En el primer bimestre del año pasado el molusco era el principal producto descargado a partir de una serie de ventajas que promovía el operador local del servicio logístico del comercio exterior para los barcos que eligieran descargar y exportar por Mar del Plata.
Cansados del destrato que aplica el Presidente del Consorcio de manera sostenida en los últimos años, el operador dejó de promocionar la carga exportable. La última de Merlini
ocurrió esta semana con el llamado a ocupación de las tierras sobre el muelle 2 para la instalación de una Terminal Portuaria.
Más allá que se había acordado en el Directorio que la convocatoria aclarara que el predio estaba ocupado por el actual prestador del servicio “Hipocoop – Bustamante UTE”, y así saliera en el edicto que publicó el Consorcio en el diario La Capital, en el Boletin Oficial se publicó como que el predio estaba “disponible”. ¿Disponible para Murchison, que ya avisó que no se presentará a la licitación del predio de los silos?. Merlini no responde. Hace lo mejor que sabe: silencio.
Sin la promoción a la carga, los números se desplomaron. Mar del Plata recibió solo 20 mil toneladas de las 70 mil que se llevan desembarcadas hasta la semana pasada. Puerto Madryn (15 mil) y sobre todo Deseado (30 mil), aprovecharon la carrera de obstáculos que desplegó el Consorcio Portuario.
Las exportaciones desde Mar del Plata en el comienzo del 2019 sufrieron una caída más profunda. Entre enero y febrero del año pasado se exportaron por el puerto local 16.624 toneladas y se desconsolidaron 648 toneladas importadas. En este bimestre se exportaron 11.297 toneladas y se descargaron apenas 297 como importación, según datos aportados por TC2, el operador ninguneado por Merlini.
Desde que se reanudó el servicio de portacontenedores allá por el verano del 2015, después de casi 3 años de estar fuera de la hoja de ruta por falta de calado, el movimiento de la carga removida en el puerto fue en ascenso.
Lo mismo que las empresas que apostaron por enviar o recibir productos, maquinarias o materias primas en Mar del Plata. Sentido común; usar el puerto más próximo a las unidades de producción para reducir costos logísticos, mejorar la competitividad y operar de manera rápida y segura.
En su llamativa cruzada contra TC2 Merlini debería saber que atenta contra las empresas que apostaron por el desarrollo de Mar del Plata y dejaron de enviar la carga por cambión a Buenos Aires. Contra todos los trabajadores que se vinculan a la llegada periódica de los grandes buques de contenedores. En definitiva, atenta contra la paz social y el futuro del propio puerto.
Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.
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