Las mejores anécdotas de Guillermo Coppola con Diego Maradona
"Yo era el riñón de Maradona".
Guillermo Coppola, el histórico representante de Diego Maradona, quien alguna vez se definió como "el riñoncito, su apéndice", jamás imaginó enterarse en un programa de televisión de la muerte de quien en los ochenta y noventa fue su amigo, "la unión uña y carne". Lloró al aire en el programa de Guido Kaczka cuando le contaron la noticia.
El hombre de 72 años publicó en 2009 Guillote. Acá está. Esta es mi vida, un libro en cuya portada juega a fumar en el agua. Allí detalló increíbles momentos junto al Diez, que replicó y amplió en cientos de entrevistas televisivas y radiales.
Una de las anécdotas más asombrosas tuvo que ver con el ex dictador de Libia Muamar Gadafi. Por una cena con el mito, Gadafi tuvo que pagar miles de dólares.
El reencuentro. Maradona en el Estadio Centenario, abrazando a su ex manager. (Foto: Alfredo Luna/Télam/DPA).
El encuentro fue el 14 de junio de 2001 en Trípoli, Libia. "Nosotros íbamos de la mano de Saadi Gadafi, el hijo de Muamar, que antes de ir nos había depositado 750.000 dólares para cenar con Diego. La idea era ver qué pasaba con la selección de Libia. Saadi era un loco del fútbol que había comprado acciones del Cagliari y de la Juventus de Italia", contó Coppola.
"Carlos Bilardo dirigió antes la Selección de Libia. ¡Y Carlos no lo ponía a jugar al príncipe! ¡Pero que lo ponga aunque sea 10 minutos, si estaba ganando una fortuna! El Narigón me decía que nunca nadie en la vida le había pedido que pusiera a un jugador", continuó Guillermo.
"Llegamos a lo de Gadafi y le digo a Diego, 'ojo que acá las costumbres son diferentes. No hagamos líos, esto debe estar lleno de cámaras. De repente Diego desaparece de la mansión, lo busco y estaba dentro de un placard que era como un cuarto. Le pido: 'Diego banquemos esto porque nos dieron siete gambas y media'. Así que Diego empezó a hacer jueguito para entretener al hijo, con una pelota de golf, de tenis y pidió una manzana para conformar al pibe".
Finalmente, los trasladaron a otro lugar para ver a Gadafi junto a seis mujeres. "Pleno desierto. Le preguntó por Dalma y Gianinna. Y cuando nos vamos, Diego me dice: 'Pidamos la ropa que tiene puesta'. Le dije al traductor que Maradona quería llevarse la túnica de Gadafi de recuerdo, y al minuto trajeron la túnica y el sombrero".
La Ferrari negra
"En enero de 1986, Diego se acercó y me dijo: "Voy a ser el mejor del mundo, me voy a preparar para eso", contó hace unas semanas al diario Olé Coppola. "'¿Qué tengo que hacer, Diego?'. Le dije así. Solo me pidió que lo acompañara. Estaba Fernando Signorini al lado, su preparador físico, que también merece un gran reconocimiento. Entrenaba en el Napoli varias veces por día, convirtió la cochera de su casa y algunas oficinas en gimnasios... Lo máximo que me hizo hacer fue subirme arriba de la panza para probar la fuerza de sus abdominales. Decidió ser el mejor y tiene tantos huevos que lo hizo y encima lo avisó seis meses antes".
Otra de las grandes anécdotas imperdibles de ese compendio maradoneano narrado por "Guilllote" tiene que ver con el deseo de Maradona de tener una Ferrari distinta, que no fuera roja y sí negra. "Tuve que reunirme con Enzo Ferrari para solicitarle el modelo especial, ya que la marca solamente vendía vehículos rojos. Finalmente, la F40 fue pintada de negro, como Diego quería".
Champagne y Luis Miguel
"Una vez fuimos a Pachuca por un campeonato de fútbol rápido. Allí se enteran que Diego está jugando y nos llega de parte del manager de Luis Miguel una invitación para ir a una cena de gala en el Distrito Federal. Pedí regá bien la mesa de señoritas para estar acompañados... Se encargaron de todo", inició su relato Coppola.
"Diego es muy impuntual y cuando llegamos el show había empezado, iría por la cuarta o quinta canción. La mesa principal, ya estaba ocupada, porque se televisaba, y a nosotros nos pusieron en una mesa linda pero en tercer lugar. Entonces, empieza: '¿Qué tomamos?'. Cristal, uno y otro y otro. Éramos cuatro y no podíamos tomar tanto champagne, entonces Diego empezó a servir en las mesas vecinas. Ya iban ocho botellas, que deben valer ocho lucas cada una o diez", continuó el ex manager de Maradona.
"Termina todo y llega la cuenta. '¡Ninguna cuenta, somos invitados de Luis Miguel!'. Viene el hijo del manager de Luis Miguel y nos dice que lo quiere saludar a Diego. Y Diego a los gritos, '¡no, ningún saludo'. Nos había prometido la principal y nos mandó a la tercera mesa y encima nos trajo la cuenta'".
Una sociedad que duró casi 20 años.
Ahora, a la distancia, la parte turbulenta queda relegada, pero Diego y Guillermo tuvieron sus divorcios y cortocircuitos. La relación laboral comprendió desde 1985 a 2003, con sus distanciamientos temporales."Después de cuatro años en Cuba la cosa se hizo pesada y vino el divorcio definitivo, justo después de festejar su cumpleaños el 30 de octubre de 2003. Fue el último que compartimos. Vinieron amigos de Buenos Aires, lo pasamos genial, pero al otro día le dije que me volvía. Nos veías en Cuba y uno era una pelota en la playa y el otro el profesor de Volver al Futuro, dos pícaros sinvergüenzas".
Destruido por la muerte de Diego a los 60 años, Coppola declaró hace unas horas: "Prefiero pensar que es un sueño. Cuando se tira mucho de la cuerda, un día se rompe. No quiero pensar en lo que está pasando su familia".
Fuente: Clarín