Las soluciones que puede aportarle el langostino al nuevo gobierno
Por Roberto Garrone
El langostino patagónico es desde hace un lustro por lo menos el principal recurso del caladero nacional. Ha destronado de ese sitio a la merluza hubbsi a partir de registrar una sobreabundancia en su zona de distribución.
Principalmente en aguas patagónicas frente al Golfo San Jorge y norte de Chubut y sur de Río Negro, fenómeno que todavía no tiene muchas explicaciones científicas pero que registra y suma ciclos reproductivos en aguas costeras.
El marisco se reproduce hasta frente a Mar del Plata; el ciclo es de mucha menos intensidad, claro está que las que se desarrollan más al sur, pero sirve el ejemplo para graficar como ha crecido el fenómeno.
La estadística oficial marca que hasta el 20 de noviembre se han declarado desembarques por casi 189 mil toneladas, una cifra sobresaliente si miramos la pesquería 20 años atrás, cuando se desembarcaron 16 mil toneladas, o una década atrás, cuando se descargaron 53 mil toneladas.
Las 252 mil toneladas descargadas el año pasado parecen haber sido el techo, con más de 300 barcos declarando haber pescado langostino. Este año fueron un puñado más y todos pescaron menos. La temporada en aguas nacionales comenzó más tarde y la flota operó en áreas alejadas de la costa, lo que prolongó el tiempo de mareas, sobre todo para la flota fresquera, que además tenía que mirar el pronóstico del clima para poder operar entre períodos de mal tiempo, que también hubo muchos.
Pese a la baja del precio del langostino entero, por la buena temporada del año pasado y la exitosa faena del camarón de cultivo en países asiáticos, y el freno en las ventas que evidenciaron las empresas a poco de comenzar la temporada en aguas nacionales, nadie levantó el pie del acelerador y pescaron lo más que pudieran. Siempre al empresario le da más tranquilidad el pescado en cámara que en el mar.
La radiografía de las capturas por flota marca ciertas equivalencias entre lo que se desembarcó fresco y el congelado entero. Los tangoneros declararon capturar 100 mil toneladas y los fresqueros 90 mil. En este grupo se distinguen dos subgrupos importantes. La flota costera de Rawson aportó 46 mil toneladas y los fresqueros de altura, mayoría marplatenses, algo más de 35 mil toneladas.
En los primeros ocho meses del año se exportaron 91 mil toneladas de langostino. Más de la mitad, casi 57 mil toneladas fueron enteros mientras que algo más de 36 mil toneladas fueron colas. La estadística no marca cuánto fue cola congelada en bloque para reprocesar en terceros países y cuánta cola con valor agregado, como pelada y desvenada, en bolsas de una onza para Estados Unidos, por ejemplo.
Sumarle valor en tierra, convertir un langostino entero que descarga la flota fresquera, en cola, genera miles de puestos de trabajo en fábricas de la Patagonia y muchísimos menos en Mar del Plata, donde este año tuvo su bautismo Iberconsa, la española que adquirió Valastro, para luego ser adquirida por un fondo de inversión americano.
Iberconsa selló un acuerdo particular con el SOIP para la temporada del langostino. Obreros que evitaron la condena de un garantizado por trabajar con más asiduidad y cobrar muy por encima que las 184 horas mensuales que marca el convenio.
La tonelada de langostino entero (mayormente lo pescan y procesan a bordo los buques tangoneros) tuvo un valor promedio de 5596 dólares, un 14,8% menos que el año pasado. El valor promedio de la cola fue de 7793 dólares. El precio creció un 3,3% ante la baja del volumen, casi un 15%.
Aunque permitió que prosiguiera la temporada un par de semanas más, donde se pescó más merluza que langostino –vale recordar que el marisco se pesca en la zona de veda permanente de merluza- lo cual obligó al Consejo Federal a suspender el despacho a la pesca para operar al norte del área de veda, esta semana se tomó otra decisión para proteger el recurso.
Con datos del INIDEP, que relevaban la existencia de una concentración de reproductores de langostino en esa zona, las autoridades definieron una veda en el área hasta febrero del año que viene, de modo de garantizar el ciclo reproductivo y que el fruto de ese proceso forme parte de la biomasa de langostino disponible para ser pescada en el 2021.
A algunos empresarios, como José Moscuzza, no les gustó la decisión y querían seguir pescando. Por una vez al menos, se privilegiaron los intereses comunes antes que los de Pototo.
El desafío para las autoridades que asuman a partir del 10 de diciembre será poder mantener estos niveles de abundancia del recurso sin ponerlo en riesgo de colapso. Una buena medida adicional para aliviar el esfuerzo pesquero que se aplica sobre el marisco sería medir la eslora del “José Américo” o revisar el proyecto de reformulación de su permiso de pesca.
En el reproceso de langostino en tierra el gobierno que viene encuentra dos respuestas en simultáneo para atender sus urgencias: sumarle valor al marisco genera más puestos laborales para revertir el desempleo e ingresan más divisas por su comercialización para aumentar el superávit de la balanza comercial.