Marcelo Aizen, Premio Houssay Trayectoria 2023: “Sin abejas, peligra la biodiversidad y también nuestra alimentación”
El investigador superior del CONICET alertó sobre el declive de las poblaciones de abejas en las últimas décadas. “Cada vez son más raras”, explicó, y remarcó su rol clave en la producción de alimentos y en el equilibrio ecológico global.
Marcelo Aizen es investigador superior del CONICET, profesor titular de la Universidad Nacional del Comahue y una figura reconocida a nivel internacional en el estudio de la ecología de la polinización. En enero de 2024 fue distinguido con el Premio Houssay Trayectoria 2023, uno de los galardones científicos más importantes del país, que reconoce a quienes han generado conocimientos de alto impacto económico y social a lo largo de su carrera.
En una entrevista con Los datos del día de Radio Mitre Mar del Plata, Aizen habló sobre el rol de las abejas en los ecosistemas, el declive en su diversidad y los riesgos que esto representa para la seguridad alimentaria global. “Cerca del 80% de las plantas con flor que existen en la Tierra dependen de polinizadores animales para reproducirse. Y entre ellos, las abejas son sin duda el grupo más importante”, explicó.
Aunque la mayoría de las personas asocia la polinización con la abeja de la miel, domesticada hace más de 5000 años, el investigador recordó que existen cerca de 20.000 especies de abejas en el mundo. “Muchas son silvestres y tienen un papel fundamental en la reproducción de plantas nativas, pero también en la producción de cultivos agrícolas. No sólo producen miel: sin ellas, no habría frutos ni semillas en la mayoría de las plantas que conocemos”, advirtió.
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Su advertencia más urgente tiene que ver con el descenso en la diversidad de estos insectos. “En las últimas décadas hemos observado una caída sostenida. Hoy, en un punto cualquiera del planeta, se registran en promedio 25 especies menos de abejas que hace 30 o 40 años. No significa que se extinguieron todas, pero muchas se han vuelto extremadamente raras. Y eso es preocupante”, sostuvo.
A su vez, el profesor universitario remarcó que este fenómeno puede comprometer la producción de alimentos. “El 80% de los cultivos, en especial frutales y oleaginosas, dependen de la polinización para rendir. Si se reduce la diversidad y abundancia de abejas, se pone en riesgo nuestra capacidad de alimentarnos”, manifestó.

En la entrevista también se refirió al impacto negativo que tiene el comercio internacional de abejas y la introducción de especies exóticas, muchas veces sin regulación. “La abeja de la miel es originaria de Europa y África, pero fue introducida en América, Asia oriental y Australia. En las últimas décadas también comenzó el comercio de abejorros, que son grandes abejas polinizadoras. En Chile se introdujeron especies europeas que hoy están entre las invasoras más agresivas en la Patagonia”, explicó.
Ese tipo de invasiones biológicas, sumadas al uso de pesticidas y la pérdida de hábitats, contribuyen a la crisis que atraviesan estos polinizadores. Sin embargo, el experto relativiza la idea de una “extinción masiva inminente”.
“Con seguridad, vamos a extinguirnos nosotros antes que las abejas. Pero eso no quita que muchas especies estén en declive, y eso es suficiente para alterar los equilibrios ecológicos y productivos”, agregó.
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Licenciado en Biología por la Universidad de Buenos Aires, Aizen se doctoró en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos) y fue fellow del Wissenschaftskolleg zu Berlin, una institución académica de elite en Alemania. También fue distinguido en 2023 con el Premio Konex en la categoría Ecología y Ciencias Ambientales.
Más allá de su trayectoria académica, también compartió una mirada personal sobre lo que lo motiva a seguir investigando. “Todo parte de la curiosidad. De mirar el entorno y preguntarse por qué. Un científico es alguien que se quedó anclado en la edad del porqué”, reflexionó. Y añadió: “Encontrar respuestas a esas preguntas es parte de un proceso creativo que veo muy cercano al arte. Y eso es profundamente satisfactorio”.
Sobre el final de la charla, cuando se lo consultó la razón por la que eligió la biología, mostró una imagen familiar: “Me siento muy identificado con lo que contás de los chicos fascinados con la naturaleza. Yo también empecé así. Esa fascinación infantil nunca desapareció del todo. Por eso estoy donde estoy”.
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