“Rambo”, la película que Stallone quiso prender fuego y se convirtió en uno de sus grandes éxitos
Con la muerte del director, Ted Kotcheff, uno de los films más emblemáticos del actor de Rocky fue recordado por todos. Una historia llena de jugosas anécdotas, entre un posible fracaso y un éxito impensado.
Con la muerte del director Ted Kotcheff comenzaron a circular los comentarios en redes sociales respecto de su extensa filmografía, pero obviamente sobresalieron los mensajes sobre la icónica Rambo, el film protagonizado por Sylvester Stallone que no sólo modificó su carrera para siempre, sino que además modificó el diseño del cine de acción hacia una década de 1980 donde la masculinidad hiperbolizada se convirtió en una norma. Pero Rambo, la primera, es una película mucho más oscura de lo que el triunfalismo belicista de sus secuelas deja recordar, una película violenta y pesimista que, como siempre, tuvo múltiples problema de producción hasta que vio la luz en 1982.
Antes que nada recordar que si bien Stallone era ya una estrella cuando filmó Rambo, en verdad venía de varios fracasos o éxitos discretos tras el triunfo de la enorme Rocky. Ni F.I.S.T, ni La taberna del infierno (su debut en la dirección), ni Halcones de la noche, ni Escape a la victoria movieron demasiado la aguja. Por lo tanto, Rambo fue su primer gran suceso comercial por fuera de la franquicia de Rocky, que para entonces ya tenía dos entregas. Y vale recordar que Stallone, actor al que vinculamos con el cine de acción y el entretenimiento, tenía unas veleidades de autor cinematográfico que le permitirían inmiscuirse en algunas decisiones de la película.
Bueno, en primera instancia decir que obviamente Stallone no fue la primera opción de los productores, mientras que existieron 18 versiones del guión: Kris Kristofferson, Al Pacino, Paul Newman, Steve McQueen, Dustin Hoffman, Powers Boothe, Nick Nolte, Michael Douglas, Jeff Bridges, Robert De Niro, Nick Nolte, Ryan O'Neal y John Travolta fueron algunos de los nombres barajados para interpretar la película basada en la novela de David Morrell.
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Y si para Rambo hubo otros nombres en carpeta, también los hubo para los otros personajes. El coronel Trautman, quien terminó interpretado por Richard Crenna, quien incluso satirizó su personaje en la parodia Locos del aire 2, iba a ser interpretado por el enorme Kirk Douglas. Cuenta la anécdota que con la producción ya avanzada y a pocos días de comenzado el rodaje, Douglas comenzó a tener ideas para el guión, que no fueron tenidas en cuenta ni por la producción ni por el mismísimo Stallone. Disconforme con esta situación, decidió abandonar el proyecto. De hecho, si buscan en la web, y ponen “Kirk Douglas + Trautman”, encontrarán arte de la película en el que se lo puede ver caracterizado como el personaje.
Obviamente que con la salida de Douglas tan cerca del rodaje, los productores tuvieron que salir a buscar un actor rápidamente. Uno de los nombres apuntados fue Rock Hudson, quien estaba recuperándose de una operación, y finalmente el papel recayó en Crenna, quien aceptó pocos días antes de comenzar la filmación. Según dicen quienes participaron de la película, durante las primeras jornadas hubo que apuntarle sus líneas porque no llegaba a recordarlas.
El primer corte de la película duraba tres horas. Muchísimo más que los 97 minutos que tuvo finalmente. Incluso, cuando Stallone vio ese primer corte quiso comprar los derechos de la película, tomar todo el metraje y prenderlo fuego, porque pensaba que le arruinaría la carrera. Pero al no poder hacerlo, le sugirió a los productores diversos cortes y modificaciones, como por ejemplo que se cortaran muchas partes de su papel para que la historia fuera narrada a través de los otros personajes. Eso terminó redondeando una película mucho más sólida y, sobre todo… ¡una mucho más corta!
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La decisión de Stallone, que demostraba tener ya una mirada como hombre completo de cine, incluso de autor, sirvió no sólo para que Rambo se convirtiera en una éxito y en una película muy valorada, sino además que de manera impensada lo terminó convirtiendo en héroe de acción, lejos de sus intenciones de convertirse en un actor de prestigio, algo con lo que luchó toda su carrera.
Otra de las decisiones fue la de volver más humano a Rambo, con relación a cómo aparecía el personaje en la novela. Allí, en el texto de Morrell, el ex combatiente era una máquina de matar que incluso asesinaba a unos civiles. El actor sugirió que el personaje debía estar más indefenso, reaccionar contra sus agresores, víctima de las circunstancias. Y el cambio más notorio: si Rambo moría hacia el final del relato, Stallone decidió que debía sobrevivir, porque con todo lo que había sufrido durante la historia era mucho más terrible para el espectador si, además, era asesinado.
La visión del actor fue realmente muy acertada, tanto es así que hasta el autor de la novela aseguró que le gusta más la película que su propio texto, algo que no suele suceder con los escritores.
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