¿Son o se hacen?
Por Roberto Garrone
Por qué les cuesta tanto a los dirigentes políticos, de todos los niveles, comprender lo que ocurre en la industria pesquera marplatense. Por qué no pueden tener un diagnóstico certero del fenómeno que se hace visible en la estadística pero también en las calles.
Por qué no pueden ver la concentración de la actividad en pocas manos, la desaparición sin prisa pero sin pausa de las lanchas artesanales en la banquina chica. Por qué se encandilan en cifras positivas de descarga o el crecimiento puntual de alguna especie para intentar instalar un discurso incompatible con la realidad que atraviesa a miles de familias trabajadoras.
Concejales, diputados, senadores, secretarios, directores provinciales, ministros, no importa el cargo. Son pocos los que están en condiciones de distinguir una corvina de una merluza.
Partiendo de esa base, lo que pido parece utópico, pero a pesar de sus limitaciones, el desconocimiento supino y el cuidado que ponen en no dejarlo en evidencia, cada tanto exponen un discurso disociado con lo que ocurre en la realidad.
El viernes pude escuchar a Tato Serebrinsky. Sus dichos abonaron mi teoría de cabotaje: Que lo poco que saben los políticos de la actividad pesquera lo escucharon en oficinas donde fueron a pedir plata para la campaña. Y como siempre son los mismos financistas…el discurso oficial se hace único.
El todavía Delegado del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y futuro subsecretario de la Producción de la administración Montenegro brindó una serie de precisiones sobre la actividad.
El contexto fue la presencia durante tres días en el hall de la Delegación de un grupo de obreros no registrados, quienes reclamaban el pago de un subsidio prometido. Serebrisky reconoció que desde la administración provincial, sus superiores hasta el martes, podrían haber hecho el esfuerzo de pagarle los subsidios.
Fuera de eso, según Tato la falta de pescado es un problema “estructural” de la industria, no en los últimos 4 años sino desde hace 20 en Mar del Plata, porque no se “defienden los intereses de la pesca local”.
Según el casi ex funcionario bonaerense y próximo municipal, “en el Consejo Federal Pesquero se perjudica a la Provincia de Buenos Aires” dijo Tato en declaraciones al programa “Destino Puerto”, que se emite por la 101.9.
Serebrinsky debería saber que no es un problema de falta de pescado el que afecta al puerto y su industria. Sin ir más lejos, en los primeros 10 meses del año en Mar del Plata se descargaron 301 mil toneladas, un 9% más que en el mismo período del año pasado. Datos oficiales.
El aumento obedece exclusivamente a los mejores niveles de desembarque de merluza, más del 20% en relación al año pasado. El problema es quién pesca esa merluza. Y me sorprende que no sepa que los congeladores, hasta ese mismo octubre, llevaban declarados, desembarques por arriba del 25% en comparación con los 10 primeros meses del año pasado.
No es por caerle a Tato. Su diagnóstico podría haberlo dicho cualquiera: Vidal, Villegas o hasta el propio Sarquis, el ministro de Agroindustria que les pidió “originalidad” a los empresarios del fresco mientas en el Consejo Federal Pesquero, sus funcionarios, Tezanos y Martin Colombo, levantaban la mano para quedarse con la mayor tajada de merluza.
Bosch y el CFP sí que fuero originales. Violando todas las normas inventaron un cupo adicional de merluza. Repartieron 10 mil toneladas para atender urgencias sociales en los frigoríficos de Mar del Plata.
Como no pudieron con su genio ni pudieron desatender los intereses que realmente defendieron desde la Provincia, el 37% de esa cuota fue a parar a buques congeladores. Y lo que ya fue toda una burla, 2 mil toneladas fueron al buque “Don Pedro”… un congelador que ni siquiera las pudo pescar.
No hay una sola industria pesquera, no toda la pesca está en crisis ni el CFP perjudica a la Provincia de Buenos Aires. Al menos no o todos. Acá hay un sector preponderante, el CEPA (Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas) dominado por armadores e industriales como José Moscuzza y Antonio Solimeno acompañados por el eficiente lobista, Oscar Fortunato que han sido los más beneficiados con las políticas adoptadas en los últimos 4 años.
Les aseguro que ninguno de ellos está en crisis, pueden pescar todo lo que se les antoja, con barcos legales e ilegales, y no tienen ningún reproche con el rol de la Provincia en el CFP. Básicamente porque lo han manejado a su antojo.
Este sector ha avanzado todos los casilleros que lo han dejado funcionarios nacionales y también provinciales; gobierno del que Tato formó parte hasta las últimas horas.