“Tenemos un tiempo limitado, y en ese tiempo que se nos otorga tenemos que saber aprovecharlo”
El director Oscar Barney Finn presenta en Cuatro Elementos la obra “La lluvia seguirá cayendo”. A los 86 años piensa su pasado y presente, pero proyecta a futuro.
A los 86 años, Oscar Barney Finn es ya una verdadera leyenda del arte nacional, con experiencia en teatro, cine y televisión. Actualmente presenta en la ciudad la obra La lluvia seguirá cayendo, pero nunca se detiene: piensa en otros proyectos, escribe sus memorias y analiza sobre todo qué es lo que tiene para dar en esta etapa de su vida. “Tenemos un tiempo limitado, y en ese tiempo que se nos otorga tenemos que saber aprovecharlo”, dice el hombre que lo ha sabido aprovechar como pocos.
Sin embargo, siempre hay tiempo para el asombro. En una recorrida por el Teatro Tronador, se encontró con “una sala maravillosa, pero no solamente la sala maravillosa, sino que me encuentro que tiene un acuerdo con el Teatro Colón y de pronto las salas de atrás se transforman en salas para cursos de cosas que uno no imagina que de pronto se pueden llevar adelante. Uno a veces está con los grandes eventos, las cosas muy promocionadas. Pero esto me parece una tarea realmente muy útil, muy ambiciosa”.
A pesar de ser alguien con mucha experiencia, Barney Finn luce igualmente emocionado por las posibilidades que brinda un espacio como este. “Me importa por todo, pero por dos cosas: veo que hay un escenario de una dimensión increíble, veo que hay una técnica en función de escenario y veo que hay una platea enorme. Si bien a veces crea el interrogante, de cómo llenar una sala, también a veces eso se puede lograr”, comenta en diálogo con El Marplatense.
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Protagonizada por Paulo Brunetti y Osvaldo Santoro, La lluvia seguirá cayendo sigue los sábados y domingos de febrero en Cuatro Elementos (Alberti 2746); los sábados con dos funciones, lo que demuestra el buen funcionamiento de la obra: “Nos va muy bien. Y pasa también en el teatro comercial. Se está viendo que todos de alguna manera tienen su público”.
Para Barney Finn esto le resulta “muy alentador” que suceda “en un momento crítico económico como el que nosotros vivimos”. Y señala que “debemos saber valorizar más las cosas que nos definen como personas. Valorizar y defender, porque es una época muy perturbadora, más que de encuentros de desencuentros. Entonces a veces hay algunas cosas que son convocantes y eso yo creo que es lo que también alienta a cualquier persona que haga algún emprendimiento de este tipo”.
Pero más allá del éxito, al director le interesa la posibilidad de seguir creando. “Tengo 86 años, he tratado de hacer todo lo que pude y voy a seguir haciendo. Hoy me siento bien, tengo proyectos. El día que yo sienta que no estoy provocando nada nuevo o que estoy revoloteando en torno a las mismas cosas, será el día que tenga que decir ‘bueno a otra cosa’”.
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-¿El teatro sigue siendo ese espacio para innovar?
Sí, lo importante es lo que se dice y cómo se dice, todo lo demás es aleatorio, tiene que ver con la puesta. Tiene que ver con cosas que me interesan, porque si estoy hablando de espacios, siempre estoy diciendo “bueno, el espacio tiene que servir para algo”. Pero yo no sé si no será la frecuentación de la ópera que me agotó en algunos aspectos, me agotó el aspecto del decorado, de la dimensión del decorado.
-En determinado momento dejó de hacer cine. ¿Por qué?
Mi vida primero avanzó con montones de actividades, hasta que de pronto rescaté el cine. Empezó el cine y me llevó por el camino largo, pero cuando hice De la misteriosa Buenos Aires en la televisión, me abrió la puerta y estuve largos años con la televisión, en cosas que creo han sido muy formativas. Y luego cuando estoy en eso, llegó Ana Dana de Juventus Lírica y me propuso hacer ópera, y la ópera me llevó el camino largo, muy largo.
-¿Y no le picó el bichito del cine?
Hace poco escribí un libro sobre Beatriz Guido que se llama Las moradas. Hice ese libro y cuando hice el libro apareció la idea de hacer un documental ficcional, incluso hablé con Graciela Borges porque como ella era la más cercana a Beatriz, quería que de alguna manera lo hiciera. Después como no podía, hablé con Rita Terranova que es muy parecida a Beatriz físicamente. Bueno, eso quedó en el camino, pero eso fue algo que me gustó. Es como que tengo alguna idea de algo para el cine que me gustaría hacer, pero una cosa muy pequeña, muy hecha a mi medida, muy con las cosas que me gustan. Que no tienen nada que ver con lo que hoy se hace, ni con lo que hoy es fácil de lograr.
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-¿Cambiaron mucho los métodos de producción?
Hoy las plataformas si bien han sido una posibilidad, terminan siendo muy condicionantes. Porque terminan teniendo injerencia en guiones, en estilos, en temáticas. Y creo que hoy ir por el camino que a mí me gusta, o que yo intuitivamente elegí, no es el camino más habitual. Hoy no es un camino en donde la poesía, la literatura, la música, la reflexión, el pensamiento profundo estén en una primera línea. Entonces para uno no ser arrastrado por todo eso, tiene que tener claro qué quiere y por dónde lo va a llevar.
-¿Y cómo encuentra hoy la posibilidad de hacer cine en el país?
Creo que hay cosas que se pueden hacer en cine, pero bueno, ha cambiado mucho generacionalmente más allá de todo. Las generaciones aparecieron, las generaciones se desarrollaron, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales como pudo fue dando. Siempre ha ocurrido así y creo que va a seguir siendo un campo de expresión de nueva gente. Hay muchísimos nuevos directores.
-Más allá de todo hay una evolución…
Eso es lo que siempre a uno le alienta, que las cosas van a seguir, van a evolucionar. No es que yo me haga el bueno, sino que creo que hay que ser amplio y hay que tener una mirada con horizontes no muy cercanos. De alguna manera lo que estoy diciendo es que lo que uno quiere es alejar ese horizonte final, que no le estén hablando de esas cosas. Ahí es donde cada uno tiene sus mambos especiales. Si bien uno piensa mucho en la finitud, no es un tema que yo lo quiera, o lo sienta. Esto tiene que ver con el momento de mi vida en el cual estoy y cómo me percibo y cómo me siento.
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