Trabajo no, subsidios ¿sí?
Las soluciones que ocupan a las autoridades nacionales y provinciales para revertir, o atemperar, la catástrofe social que se desata en la industria pesquera marplatense vinculada al procesamiento de pescado fresco desde hace más de tres años, tienen más que ver con desplegar el abanico de subsidios para empresas y obreros, que crear verdaderas alternativas para fomentar el trabajo.
El 2018 cerró con casi 40 mil toneladas menos de pescado fresco en los muelles para procesar en los frigoríficos del puerto, según el último ajuste de la estadística oficial, y eso no desató ningún estallido social. Lo mismo el cierre de empresas que escupieron a la calle docenas de trabajadores.
El puerto y su industria pesquera es una sustancia viscosa que se amolda a las distintas circunstancias. Cuando la subdeclaración de merluza reinó hasta finales del 2015, el pescado se cortaba en la clandestinidad de plantas sin habilitación y obreros precarizados.
Ahora que brilla por su ausencia, los peones se convirtieron en jardineros, los fileteros en albañiles y los estibadores atienden negocios de temporada lejos del muelle. El puerto nunca estalla porque también llegan dosis de subsidios para bajar la tensión.
Hoy cobran planes de asistencia un grupo de más de 3 mil obreros precarizados en cooperativas y también 80 estibadores eventuales del centro de contrataciones. Ellos no, en realidad porque tienen ingresos declarados, sino sus familiares directos.
La Provincia dice que la intención oficial es fortalecer el trabajo pero hasta ahora no concretó una respuesta que coincida con ese deseo. Los barcos se siguen yendo a pescar el recurso que le da más rentabilidad, los que siguen amarrados a muelle y sin pescar por años, no reciben sanción alguna y todavía no incentivan reduciendo o quitando los 40 días de parada biológica a los que se quedan y alimentan el circuito.
Mientras tanto revalidan de manera casi cotidiana la promesa de bajar subsidios a los que hoy no lo reciben. Ya en noviembre del año pasado el SUPA (Estibadores) y el SOIP (obreros del pescado) le mandaron una carta a la propia Vidal pidiéndole ayuda. “Estamos en la amarga espera”, dijo Mezzamico este viernes.
Entre los estibadores lo esperan los socios de las cooperativas de estibaje que padecen la discontinuidad de los cajones con pescado fresco. Si los barcos poteros siguen eligiendo Puerto Deseado como hasta ahora para descargar, también lo pedirán los de la rama del congelado.
En el SOIP hay una larga lista de precarizados que todavía no cobró ninguna ayuda y también están los más de 3 mil registrados bajo convenio. Son pocos los que superan la línea de garantizado, que con el último incremento trepó a los 14 mil pesos.
“El tema avanza y los detalles finales para la implementación los está definiendo el Ministerio de Trabajo”, confió un allegado a Leonardo Sarquis. El Ministro de Agroindustria fue el último en renovar la promesa hace tres semanas en el Consorcio. “No hay fechas”, reconoció.
Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.
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