Trenes: "el que habla, cobra…"
El que habla cobra… dice casi mafiosamente un alto funcionario de los servicios de trenes. Amenazante ante la posible declaración de cualquier empleado o persona que dependa de él. Que nadie cuente la verdad. Silencio stampa, diría Coco Basile y sino “cobra”.
Esta increíble respuesta obtuvo el periodista Nicolás Gallardo a la hora de preparar el informe que hemos publicado el lunes, denominado “La vuelta del tren, otra cuenta pendiente”. Si no lo leyeron, no se lo pierdan, porque a pesar que “el que habla, cobra”, tenemos testimonios.
El informe tiene su origen en que se cumplió un año de la suspensión del servicio de tren a Mar del Plata. En aquel entonces, la empresa Ferrobaires había tomado la decisión a merced de las inclemencias climáticas que azotaban a gran parte del territorio bonaerense y que habían producido roturas en el viejo Puente del río Salado.
Desde entonces hasta hoy, no hubo más trenes, sino algunas pruebas piloto que por más que se tildaron de exitosas, no se avanzó y poquísimas declaraciones. De los de antes y de los de ahora. Casi nada, de nada. De eso no se habla, quizás haya miedo a cobrar. Mejor no hablar de ciertas cosas, diría Luca.
Pero el miedo en realidad no debería ser a "cobrar", no sólo porque es inadmisible una amenaza, sino porque cuando no hemos hablado del tema pasa lo que ya hemos vivido. Cuando no se habló en su momento, de pronto, empezó aquello de “ramal que para, ramal que cierra” y todo lo que ya sabemos. Cientos de pueblos aislados y una feroz etapa de privatizaciones colmadas de dudas y supuestos vueltos en la olvidable década del menemato.
Ahora, en estos tiempos la idea es otra, por lo que pudimos saber (y por suerte). En estos momentos, y desde principios de julio, están suspendidos los servicios de la empresa Ferrobaires. Hace casi dos meses que desde el ministerio de Infraestructura bonaerense giraron una resolución al titular de la empresa estatal, Fernando Dotti, con la determinación de cancelar los servicios.
Según se supo en aquel momento, a través de medios periodísticos, la decisión se tomó cuando el gobierno provincial conoció los informes elaborados por la Auditoría General de la Nación y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, en los que se da cuenta el estado de situación del material rodante y las instalaciones de la empresa.
A esto hay que sumarle la falta inventarios que debía realizarse, como parte de la concesión. Los auditores aseguran que esto “impide controlar eficientemente y realizar un seguimiento, actualización y/o custodia de los bienes”, indica el informe.
El texto que recibieron los funcionarios de la gestión Vidal les indicaba que “la mayoría de las unidades poseían kilometrajes que excedían ampliamente lo recomendado, puesto que se acumularon reparaciones generales no realizadas equivalentes a 83.040.000 kms de exceso, lo cual demuestra el mal estado y avanzado deterioro del parque ferroviario que prestaba dichos servicios”, señalan textualmente algunos medios provinciales.
Todavía seguimos esperando novedades oficiales confiables. Se dice que esta vez, este ramal que paró, no cerrará, sino se suspenderá hasta conseguir un servicio eficiente.
Es necesario. Nuestra ciudad lo necesita. Mar del Plata tiene como puerta de entrada al tren y la llegada de gente significa turismo y el turismo sigue siendo la industria principal.
Pero suponiendo que eso no convence demasiado, no pensemos en Mar del Plata, sino en la cantidad de localidades intermedias.
La cantidad de estaciones y la importancia de la conectividad que tiene no sólo el tren que llega aquí sino a distintos puntos de la provincia.
El desastre en el que se encontraba el servicio en casi todos los aspectos no era pertinente tampoco y algo había que hacer.
Alguna fuente de Ferrobaires, que obviamente no habló públicamente, nos dijo que la intención del Gobierno nacional, luego del traspaso de dicha empresa a Nación, es retomar el servicio con la visita del presidente Mauricio Macri en diciembre, inaugurando la temporada estival.
Ojalá sea así, porque no hay declaraciones y cuando vamos a buscarlas, tras un año sin tren, nos encontramos con un “el que habla, cobra”.
Nicolás Mondino
Periodista
Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.