Un cuento de navidad
La novela "Un cuento de Navidad" de Charles Dickens es un clásico. Tal vez por eso poca gente la lee o la ha leído. Sin embargo, muchos conocen su argumento gracias a la televisión, el cine o el teatro.
Scrooge, el protagonista de la novela, es un viejo avaro que detesta la navidad hasta que una nochebuena recibe la visita de cuatro fantasmas. Uno, el fantasma de su socio muerto. Los otros tres, los fantasmas de la navidad pasada, presente y futura.
Las experiencias que vive con cada uno de ellos lo transforman completamente. Se convierte en una persona amable y generosa. Dickens lo hace decir: Celebraré la Navidad de todo corazón y procuraré hacer lo mismo durante todo el año. Viviré en el pasado, en el presente y en el futuro.
Sentir felicidad es mejor que sentir enojo o tristeza y nuestro cuerpo lo sabe. Cuando estamos felices el sistema inmune funciona mejor, tenemos menos riesgos cardíacos, estamos menos ansiosos y estresados, sentimos menos dolor, y envejecemos menos. Cuando estamos felices sentimos deseos de festejar y de compartir con otros nuestra alegría. Algo que experimentamos esta semana con el campeonato mundial de fútbol. Todo parecía más liviano y luminoso el domingo a la tarde, el lunes, el martes. Las personas sonreían y se abrazaban con extraños, cantaban y bailaban con desconocidos.
Festejar también puede ser desborde. Algo de la alegría se convierte en riesgo. La mayoría de las veces quedan anécdotas para compartir, pero algunas la alegría se vuelve tristeza. Los festejos mundialistas dejaron algunas muertes sin sentido. Hubo quienes se cayeron de monumentos, de techos, o se ahorcaron accidentalmente con banderas. Algo similar pasa cada navidad y cada año nuevo en el tránsito.
Afirmar, sin lugar a dudas que, en Argentina, en navidad, mueren más personas en siniestros viales que otros días del año es difícil porque no hay información disponible al respecto. Es decir, no hay datos que comparen lo que ocurre el 24 y el 25 de diciembre con otros días del año. Una fuente de información aproximada son las noticias. Los portales de internet informan choques, lesionados y muertos todos los años en esas fechas. Aunque son registros valiosos, no son universales. Además, pueden estar afectados por distintos sesgos.
Por ejemplo, el hecho de que ocurran un día especial como la navidad puede generar que se destaquen entre otros sucesos similares que ocurren en días corrientes. Por otro lado, algunos estudios científicos realizados en otros países señalan que los días festivos y feriados ocurren más choques fatales y con víctimas que los fines de semana regulares. La navidad no suele ser una excepción. Los comportamientos que incrementan el riesgo son el mayor consumo de alcohol y drogas, el exceso de velocidad, no usar mecanismos de protección como cinturón de seguridad, sistemas de retención infantil (sillitas) y casco. La noche, el cansancio y la somnolencia también se llevan su parte en la movilidad navideña.
Las fiestas de fin de año no son sinónimo de felicidad para todas las personas. Hay más de una historia de familias disfuncionales, soledad, tristeza y obligaciones. Sea como sea, no son fechas intrascendentes. Todos tenemos que decidir con quién y cómo pasar la navidad y la noche de año nuevo. Si usted está feliz (o triste) y quiere compartir sus emociones con los demás, si se siente inclinado al desborde, al placer, a disfrutar todo lo que sea posible, recuerde que hay riesgos que son evitables. Los fantasmas de la navidad pasada, presente y futura querrán seguir festejando con usted vivo, igual que las personas que lo quieren.