Una sucesión de acciones afortunadas
En la película de animación El Viaje de Chihiro una niña de 10 años ingresa en un mundo mágico que transcurre paralelo al universo humano. Allí, entre dioses y espíritus, enfrentará fuerzas desconocidas, algunas buenas y otras no tanto. Chihiro llega hasta ese lugar misterioso en un auto conducido por su padre. Las máquinas motorizadas no son necesarias para los dioses o los espíritus con poderes mágicos. Conocen otros medios para aprovechar oportunidades; los riesgos, como siempre, son solidarios con las herramientas elegidas y usadas. Para nosotros, los humanos, los automóviles son a la vez medio, fin y riesgo. Para utilizar un auto no es necesario entender cómo funciona, y hasta es posible que resulten mágicos y misteriosos. Sin embargo, aunque se ignore por completo la mecánica es importante conocer los aspectos que aumentan la seguridad del vehículo ya que algunas condiciones técnicas son un factor de riesgo para sufrir lesiones en caso de que ocurra un siniestro vial.
Desde hace algunos años el Programa de Evaluación de Automóviles Nuevos (NCAP, por sus siglas en inglés) evalúa los vehículos calificando con estrellas sus condiciones de seguridad. El programa es global, pero se implementa de forma regional porque los mismos modelos tienen especificaciones técnicas distintas en distintos lugares del mundo. En América Latina se llama LatinNCAP. Cinco estrellas es el puntaje más alto que otorga y cero el más bajo. Las estrellas se vinculan con la probabilidad de que un ocupante del vehículo sufra lesiones ante un choque de iguales características por la acción de alguna de las condiciones evaluadas. LatinNCAP brinda calificaciones de seguridad activa y pasiva para adultos y niños, protección de usuarios vulnerables y sistemas de asistencia a la seguridad.
Las condiciones de seguridad activa y pasiva se evalúan en choques frontales y laterales a 64 kilómetros por hora. Los elementos de seguridad activa o primaria (e.g. frenos ABS, neumáticos), tienen como finalidad reducir la posibilidad de que se produzca un choque. Actúan antes de que se produzca, sea de forma automática o por la intervención del conductor. Por su parte, los elementos de seguridad pasiva o secundaria (e.g. carrocería, chasis) actúan de forma automática para reducir la gravedad de las lesiones cuando un siniestro ocurre. Además, se incentiva a los fabricantes a que incluyan instalaciones apropiadas para el montaje de sistemas de retención infantil (el más seguro es el ISOFIX). La protección de usuarios vulnerables se constata por el nivel de lesiones que puede sufrir un peatón en una colisión mediante su evaluación en un muñeco dummy. El parámetro que utilizan para ello es el que establece la ONU para el máximo de lesiones permitidas aceptables en caso de atropello. También se evalúa el frenado autónomo de emergencia, una serie de dispositivos que van desde detectar un peatón u otro obstáculo y avisarle al conductor para que frene, hasta aplicar los frenos de forma automática. Los sistemas de asistencia a la seguridad incluyen el aviso de uso de cinturón de seguridad, detección de punto ciego, control electrónico de estabilidad, sistema de apoyo de sendas, detección de borde de camino y limitador de velocidad.
La evaluaciones que realiza LatinNCAP son fundamentales para garantizar las condiciones de seguridad que deben tener los vehículos. Conocerlas son una herramienta muy útil para los compradores, ya sea de autos nuevos o usados. Sin embargo, para que los mecanismos del automóvil sean efectivos deben utilizarse de forma correcta y su mantenimiento debe ser adecuado. Esto quiere decir que el comportamiento de los usuarios es muy importante para garantizar su efectividad. Desde que los seres humanos no somos dioses ni espíritus con poderes mágicos nuestra entrada y permanencia en el reino que habitamos depende de la sucesión de acciones que comienzan en los planos de ingenieros y diseñadores, siguen en una fábrica y culminan en nuestros viajes. El resultado es la forma mágica del lazo social.