Urgencias en la calle y nuevas manchas a un Tigre ya irreconocible
Por Roberto Garrone
“La gente no da más, aumentó todo y lo poco que ganan les alcanza para cada vez menos”. El diagnóstico de Cristina Ledesma, sentada en la escalera de la Delegación de Trabajo Nación que comunica la planta baja con el primer piso, rodeada de trabajadores que ocupan pacíficamente la dependencia –más allá de algún empujón y gritos al momento del ingreso-, explica la realidad de la mayoría de los obreros del pescado ligados al procesamiento de materia prima fresca.
Se le podrá cuestionar a la Secretaria General algunas formas. Al momento de escribir esta columna la dependencia oficial seguía tomada y su Jefe, Alejandro Manuel, mantenía la invisibilidad que exhibió a lo largo del conflicto que se inició el martes y nadie sabe cuánto terminará.
Sobre todo porque los obreros del pescado han sido de los más castigados por las políticas pesqueras que fomentó el gobierno nacional, que de la mano de Oscar Fortunato, ex empleado de Moscuzza en el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas, hoy es el representante de Macri en el Consejo Federal Pesquero.
En estos casi 4 años de gestión en la industria del procesamiento se perdieron casi mil fuentes laborales a partir de la pérdida de rentabilidad del sector y la discontinuidad en el acceso de materia prima, desde que la flota fresquera cambió de especie objetivo y trocó la merluza por el langostino en los meses de invierno y mudó su centro de operaciones a los puertos patagónicos.
Pero en estos años oscuros el SOIP impulsó una sola marcha para visibilizar la crisis. Fue este verano, el 24 de enero, en la antensala de la Marcha de las Antorchas en plaza San Martin. Antes y después se llamó a silencio mientras el goteo de trabajadores a la calle nunca se detuvo y el cierre de plantas fue una constante.
Que perdemos el presentismo, que para qué marchar si las respuestas no aparecen, que hay miedo a los desbordes, que la resignación… lo cierto es que las penurias aumentaron y los bolsones de comida que reparte el gremio son aspirinas para enfermos en terapia intensiva.
Hasta el 18 de septiembre se descargaron del principal stock de merluza hubbsi 192.400 toneladas, según refleja la estadística que divulga la Subsecretaría de Pesca. De ese total la flota congeladora pescó casi la mitad: 93600 toneladas. Los fresqueros de altura, 86100 toneladas.
Así también puede explicarse la colección de obreros con necesidades básicas insatisfechas. Garantizados que bordean los 17 mil pesos y más horas en sus casas que vestidos con botas y delantal blanco.
Tarde y mal. Así intenta el Consejo Federal Pesquero corregir el problema de empleo en la industria marplatense. Quedó reflejado en la última Acta, la 28, de la semana pasada. Para resolver una irregularidad, seleccionan otra peor. La excusa es la necesidad de abastecer las fábricas de tierra. Un motivo noble pero que podría corregirse con otras decisiones.
Se llega a este cuello de botella de tener que buscar merluza debajo de las piedras para que la pesquen buques fresqueros cuando esta flota devolvió cuota al ir a langostino y como muestran los datos oficiales, la terminaron pescando los factoría
Vamos a explicarlo de la manera más sencilla. Hay cuota de merluza que no se pescan porque las empresas que las tienen están sometidos a medidas cautelares. Juicios, embargos, quiebras que impiden su explotación.
Qué decidieron los consejeros, y por unanimidad: mientras se define la cuestión judicial la dejaron sin efecto y con solo unas firmas abrieron la llave de esa cuota inhibida y la integraron a la reserva de administración para que se distribuya. Más de 10 mil toneladas que aparecieron como por arte de magia.
Un desastre jurídico que no sé si tiene algún antecedente pero que en la administración pesquera es un “siga, siga”. Al menos hasta que quienes pidieron las inhibiciones hagan notar al juez de turno las atribuciones especiales de los consejeros.
“Esta situación amerita la revisión del Régimen de CITC, a fin de contemplarla adecuadamente, en orden a cumplir con los objetivos de la Ley 24.922”, señala el Acta del CFP que acomoda la ley de acuerdo a sus intereses.
El artículo 1 de la ley señala se fomentará el ejercicio de la pesca marítima en procura del máximo desarrollo compatible con el aprovechamiento racional de los recursos vivos marinos…. El máximo desarrollo debería ser que los productos de la pesca generen el mayor trabajo posible. Las estadísticas con las descargas de merluza lo desmienten.