El Gobierno negocia cambios con el FMI para frenar la crisis
El Presidente Mauricio Macri afirmó ayer que “se siguen atravesando tormentas y enfrentando problemas propios y del mundo”. Lo hizo durante una recorrida por el yacimiento de Vaca Muerta, donde fue inaugurada una planta central para el procesamiento de gas. Estuvo acompañado por el CEO de Techint, Paolo Rocca. Casi una metáfora de la tormenta a la cual se suele aludir. La crisis económica, que comenzó con la corrida financiera de mayo, junto al escándalo de los “cuadernos de las coimas”.
La principal empresa argentina también fue rozada aunque no por anomalías en la obra pública de la década kirchnerista, en la que casi no participó. El entuerto surgió, en este caso, por las coimas pagadas para que el entonces presidente de Venezuela, el fallecido Hugo Chávez, liquidara la indemnización por la expropiación de SIDOR, la siderúrgica perteneciente a Techint. A raíz de ese episodio existe un imputado arrepentido, Héctor Zabaleta, que aportó información al juez Claudio Bonadio.
La combinación entre el escándalo y la volatilidad de la economía es lo que siembra incertidumbre. Porque el deterioro global no se detiene. El dólar sigue escalando: en la última jornada superó la barrera de los $ 32. Pese a una nueva subasta del Banco Central. En un año trepó ya el 83%. A este ritmo resulta difícil predecir el valor de la inflación para el 2018. Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda y Finanzas, reconoció que el PBI caerá este año un 1%. El Presupuesto elaborado en tiempos de supuesta bonanza (2017) fijó un 3,5% de crecimiento. La brecha ilustraría la profundidad de la crisis.
El Gobierno sigue empeñado en enviar señales para sosegar la intranquilidad de los mercados. A veces daría la impresión de que ninguna es suficiente. O que llegan tarde. Dujovne le solicitó al FMI otro desembolso de US$ 3.000 millones que estarán disponibles en septiembre. La Casa Rosada está ocupada en poder encadenar otro par de sucesos. La aprobación del Presupuesto con el ajuste fiscal del 1,3% pactado con el organismo. El reseteo también de algunas pautas establecidas en el acuerdo original. En especial, para atender las secuelas de una crisis cuya peor parte todavía no llegó. Se trataría de un tradicional waiver (perdón). Aunque ninguna de las partes parece interesada en presentarlo de ese modo.