La esposa de Bustamante está en la cárcel "aislada" y "medicada"
“No la han visto llorar”. La frase hace referencia a cómo Verónica González (50), detenida por el homicidio de su marido, Carlos Bustamante (66), pasa sus días en el destacamento femenino de Mar del Plata. Está aislada del resto de las presas, medicada y no habla con nadie.
“Verónica está recluida en un calabozo sola porque las otras detenidas no la recibieron con agrado”, dicen con palabras maquilladas las fuentes consultadas por Clarín sobre cómo es la situación actual de Verónica.
Y aclaran que la actitud de las demás detenidas en el destacamento marplatense se debe a que “sospechan que también es responsable del crimen de su hijo”. En el ámbito carcelario ese es uno de los peores delitos que una madre puede cometer.
El hijo de Verónica y Carlos, Gastón Bustamante, tenía 12 años cuando fue asesinado en Miramar en 2011, en la misma casa donde molieron a palos hasta la muerte a su papá el viernes pasado. El crimen del chico sigue impune y su mamá hoy es la principal sospechosa del asesinato de su marido.
“Hasta al patio sale sola. No quieren cruzarla con ninguna de las presas”, aseguran las fuentes. Y agregan que pasa sus horas "en tranquilidad, que no llora y que come todo lo que le sirven".
Es más, como toma medicación psiquiátrica por un cuadro de "depresión" y cuando la detuvieron no la tenía encima, fue llevada al hospital de Mar del Plata para que la evalúen y le suministren sus remedios.
Justamente por esto también, la fiscal del caso, Florencia Salas, pidió que Verónica sea sometida a una serie de pericias psiquiátricas. Lo cierto es que la mujer, acusada de "homicidio agravado por el vínculo con alevosía", se negó a declarar las dos veces que fue indagada.
No es raro. Fueron las inconsistencias en su relato no bien descubrieron a su marido agonizando las que complicaron la situación de Verónica y derivaron en su detención.
Según los médicos, a Carlos lo atacaron dos veces la misma mañana de ese viernes que al mediodía lo encontraron ensangrentado. Bien temprano, lo golpearon con brutalidad cuando aún estaba en su cama, sospechan que estaba durmiendo. Luego, más tarde, el hombre fue nuevamente atacado en el living de su casa.
Allí lo encontró su cuñada cuando fue a visitar a su hermana y la halló frente a su casa. Los vecinos dijeron que llevaba unos minutos allí y se agarraba la cabeza. La coartada de Verónica fue que estaba en el banco. Es verdad que fue a la sucursal, pero hay detalles que a los investigadores no les cierran. Mucho menos cómo actuó el asesino de Carlos y que el arma homicida no aparezca.
Además, Verónica había sido denunciada la semana en la que ocurrió el crimen de Carlos. Una amiga la acusó de robarle los datos de sus tarjetas de crédito para realizar compras por Internet. Se habla de entre 10 mil y 20 mil pesos en gastos.
Fue una de las mejores amigas de Verónica quien, a fines de 2018, descubrió compras online que ella no había realizado.
Tras rechazar esas operaciones por unos diez mil pesos, en los últimos días volvió a encontrarse con lo mismo pero con otras de sus tarjetas. El monto también rondaba los 10 mil pesos.
Por eso, la amiga de Verónica presentó una denuncia en su contra en la Comisaría de Miramar.
Fuentes judiciales señalaron a Télam que "la mujer apuntó a González como autora de esas compras porque durante un encuentro con ella había desaparecido su cartera, en la que estaban las tarjetas de crédito y débito".
Así se inició una investigación en la Unidad de Delitos Económicos de Mar del Plata, a cargo del fiscal David Bruna. La causa es "defraudación" y la prueba clave es que el usuario que realizó las compras usó una dirección de correo electrónico llamada "angelgasty", en presunta alusión a Gastón, el hijo de Verónica asesinado en 2011.
La causa por defraudación se suma a dos causas que había iniciado Verónica por amenazas y lesiones que la Justicia descubrió que eran falsas: la misma denunciante se había lastimado y usado su celular.
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