"La sensación es la misma: que no le pase a otra y se haga Justicia"
Muchos años antes de que el término femicidio formara parte del vocabulario cotidiano, encabezara titulares de crónicas policiales y estuviese tipificado por el Código Penal, Natalia Melmann, con apenas quince años, fue víctima de un crimen tan brutal que no alcanzaron los calificativos para describir el horror que enmudeció al país.
Este martes, sus padres, Laura y Gustavo, marcharon, una vez más, por las calles de Miramar para exigir que el caso no pase al olvido, al cumplirse 18 años de aquel fatídico domingo 4 de febrero de 2001, cuando la adolescente no volvió a dormir a su casa después de haber salido a bailar con una amiga.
La movilización -en la que estuvieron acompañados por vecinos, turistas y colectivos de mujeres- partió a las 20.30 desde la esquina de la municipalidad de General Alvarado, ubicada en la intersección de 21 y 28, continúo por la peatonal y desembocó, como cada año, en la plaza Lolita Torres.
"En estos años, siempre hemos sentido el apoyo de la gente y de las organizaciones, incluso, de los turistas. Fue muy emocionante repartir los volantes para la convocatoria, porque, cuando venían de qué se trataba, sobre todo las más chiquitas, lloraban y me preguntaban qué le pasó a Nati. La gente ha tomado conciencia, afortunadamente", sostuvo Laura en diálogo con El Marplatense.
Pese al acompañamiento que siente por parte de la sociedad, la mamá de Natalia lamentó que la Justicia no haya evolucionado a la par. "No tomó conciencia, todo lo contrario. Todavía tenemos un quinto ADN en el cuerpo de mi hija que nunca fue buscado. Absolvieron a Panadero, el cuarto asesino. Los otros tres tienen condena, aunque no la que nosotros querríamos", expresó.
Laura también cuestionó que la Justicia de Ejecución marplatense haya decidido otorgarles salidas transitorias a Oscar Echenique, Ricardo “Rambo” Anselmini y Ricardo “El Mono” Suárez, los tres ex policías condenados por el brutal secuestro, abuso sexual, tortura y femicidio de la joven, cuando antes ya les había sido revocado ese beneficio.
"Antes no existía el femicidio, es más, existía el 2x1. Ahora tienen, por cuarta vez, salidas transitorias que les otorgan cada 15 días. Están sin tobillera, sin custodia, sin nada. Van por donde quieren y eso no lo pueden hacer. No están en condiciones psiquiátricas de salir porque niegan lo que hicieron. Y quien no lo reconoce, lo vuelve a repetir. Aparte, este tipo de gente, lamentablemente, no se cura", aseguró.
Pese a los 18 años transcurridos, en los que, junto a Gustavo, recorrieron cientos de veces los largos pasillos del Palacio de Tribunales de Mar del Plata y las calles de Miramar reclamando Justicia, la mamá de Natalia aún se quiebra al hablar sobre la impunidad con la que se manejan los asesinos de su hija. "La sensación de cada marcha es siempre la misma: que no le pase a otra y que se haga Justicia. Nuestra consigna siempre fue la misma, seguir luchando por amor a nuestra hija", manifestó.
"La angustia tan grande que me queda es que estos tipos, cuando salen, si nadie los controla, pueden llegar a hacer lo mismo. Para mí esa es una responsabilidad muy grande. No soportaría el hecho de que vuelvan a mancillarle la vida a otra criatura. Es su forma de vivir, su actitud ante la vida: gozan con el dolor ajeno. Ese es mi terror", agregó.
EL EMBLEMÁTICO CASO
La adolescente de 15 años había desaparecido en horas de la madrugada del 4 de febrero de 2001, después de ir a bailar a un boliche de Miramar. Tras una intensa búsqueda, cuatro días más tarde, su cuerpo fue encontrado sin vida, escondido en el vivero municipal.
La autopsia después confirmaría que Natalia Melmann fue víctima de abusos sexuales reiterados, además de sufrir diversas quemaduras, ser maniatada y estrangulada con el cordón de sus zapatillas.
En 2002, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de Mar del Plata encontró culpables a Ricardo Suárez, Oscar Echenique y Ricardo Anselmini, que se desempeñaban como policías de esa ciudad, por los delitos de “privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía, en concurso con dos o más personas para procurar su impunidad”.
Los efectivos de la Policía Bonaerense fueron condenados a reclusión perpetua, aunque después la defensa apeló esta condena y se la redujo a prisión perpetua. Otro de los involucrados en el caso fue Gustavo Fernández, conocido como “El Gallo”, a quien la Justicia consideró como la persona que entregó a Melmann a los policías y fue condenado a 25 años de cárcel.
En un segundo juicio oral y público, el último imputado, el ex policía Ricardo Panadero, fue absuelto por el Tribunal Oral N°4 de la ciudad, que lo juzgó por el delito de “homicidio agravado, secuestro, tortura, violación seguida de muerte y ocultamiento del cuerpo”.
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